Los síntomas de esta lesión son dolor y quemazón en la zona interna de la rodilla, puede reflejar hacia arriba o hacia abajo. El dolor es más pronunciado al despertarse (cuando la rodilla está fría), a lo largo del día se va pasando y, vuelve a aparecer por la noche por la sobrecarga.
Las causas no están muy claras: una mala pisada, sobrecarga en corredores, alguna lesión en cualquiera de los tres músculos, cambio de calzado…
El tratamiento, como siempre, cuanto antes se empiece más posibilidades existen de que no vaya a más. Al principio es importante un poco de reposo, al mínimo indicio de dolor se debe detener la actividad. Debemos aplicar hielo, para evitar la inflamación y el dolor, y aplicar ultrasonidos, cyriacs y estiramientos. Con esto conseguimos devolverle al tendón su estado natural y, pasamos a la última fase que es fortalecer la musculatura implicada.
En el caso de los deportistas, una vez desaparecido por completo el dolor, podemos retomar la actividad deportiva, acordándonos siempre de prestarle atención a los indicios de dolor y reforzar los estiramientos antes y después de entrenar.